04 mayo 2012

Adopción y Filiación LGBTI


Entre los países que permiten la adopción de niños por parte de parejas LGBTI , se encuentran los siguientes: Noruega, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Islandia, Reino Unido, Alemania, Bélgica, Holanda, España, Brasil, Argentina, Canadá, algunos estados de los Estados Unidos de América, el Distrito Federal de los Estados Unidos Mexicanos, Sudáfrica e Israel. Entre los primeros de la lista están los países nórdicos que son los que alcanzan el más alto índice de desarrollo humano en el mundo, así como los mejores índices de democracia, pacifismo y felicidad social.

¿Por qué en otros Estados, entre ellos el Ecuador, está expresamente prohibido que las parejas LGBTI adopten? Ya en 1973, la Asociación de Psiquiatría de Estados Unidos (APA) y en 1974, la Organización Mundial de la Salud (OMS), determinaron que la homosexualidad no es una enfermedad. Además, no existe evidencia empírica que relacione, ni causal ni estadísticamente, a la aptitud para ser padres con la orientación sexual. La American Psychological Association (APA) se ha pronunciado sobre la adopción LGBTI en el sentido de que los prejuicios sociales esgrimidos contra los gays pueden tener secuelas psicológicas en ellos, pero no hay evidencia alguna que muestre que la crianza de niños por parte de parejas gay sea dañina. La misma postura la mantiene la Asociación Médica Americana (AMA), que apoya toda iniciativa legislativa orientada a permitir la adopción de niños por parte de padres del mismo sexo. Incluso la Academia de Pediatría de los Estados Unidos ha llegado a la conclusión de que los niños adoptados por parejas heterosexuales no difieren de los que se han criado en hogares gay.

Otros arguyen que si los niños se crían en un entorno LGBTI, se convertirán a su vez en personas con orientación sexual distinta. En primer lugar, no hay nada intrínsecamente malo en ello, a menos que adoptemos un moralismo propio de las religiones fundamentalistas. En segundo lugar, lo que sí se ha probado es que dentro de las parejas heterosexuales han crecido niños que en algún punto se han reconocido como gays. Los estudios empíricos que se han efectuado no han demostrado que los niños criados por padres del mismo sexo tengan más posibildades de ser personas homosexuales de adultos. Y en tercer lugar, no existe tampoco evidencia científica sobre el hecho de que la "homosexualidad" sea una conducta socialmente aprendida. Bien puede tratarse de una condición independiente de toda voluntad del ser humano.

En suma, lo que puede causar perjuicio a los niños no es el hecho de que sus padres sean personas LGBTI, sino la discriminación que a nivel legal y social pueden sufrir por el hecho de petenecer a una familia diferente a las tradicionales. Y lo que determina la compatibilidad de una persona con la maternidad o paternidad no es su orientación sexual si no su equilibrio psicológico y emocional.

Por otra parte, la filiación y la identidad son derechos humanos inalienables, de los que nadie puede quedar privado en razón de sus preferencias sexuales y esto se aplica tanto a adoptantes como a adoptados. En algunos países, aunque no está permitida la adopción gay, sí se reconoce expresamente la filiación por parte del "padrastro" o "madrastra", es decir la pareja legal o de hecho, del padre biológico del menor. Nuestro código civil no se refiere expresamente al caso de las parejas LGBTI pero sí indica que la filiación puede establecerse por el nacimiento del niño dentro del matrimonio o unión de hecho de sus padres. Las uniones de hecho entre personas LGBTI está reconocida constitucionalmente como generadora de los mismos derechos que cualquier otro tipo de unión, en consecuencia, la filiación de los niños nacidos dentro de éstas uniones sería una consecuencia legal y legítima.

En estos momentos, con ocasión de la acción de protección presentada por dos ciudadanas inglesas residentes en Ecuador, se han puesto sobre la mesa de debate, una vez más, las cuestiones que hemos mencionado. Ellas exigen que se admita la inscripción de su hija como hija de ambas -es hija biológica de sólo una de ellas-. La Procuraduría ecuatoriana ha sostenido que la "familia homosexual" no existe, y por lo tanto no puede ser reconocida por el Estado, en vista de que la pareja gay es infértil y no puede procrear naturalmente. Con este criterio se le niega a una niña un derecho básico: el derecho a la identidad. Y de esto se desprenden una serie de consecuencias adicionales, como la imposibilidad de obtener un pasaporte para la menor, con el objeto de protegerla bajo la legislación del país de origen de sus madres. No mencionemos los demás derechos fundamentales como la salud y la educación que se materializan para el individuo a través de su identidad, pues una persona que no existe no puede tener derechos. Finalmente, aunque mucho más se puede discutir en torno al tema, agregaré que la familia no es una construcción meramente biológica, es un concepto social que incluye aspectos de afectividad, cercanía, solidaridad y permanencia de los vínculos que no se originan necesariamente en el hecho biológico. El razonamiento de la Procuraduría lleva a la conclusión de que las parejas que no son aptas para procrear no tienen derecho a vivir en familia y esto, si  se es coherente, debería incluir también a los heterosexuales infértiles, de lo contrario se estará vulnerando el principio de no discriminación por la orientación sexual.

A mi criterio, es hora de superar los prejuicios sociales discriminatorios arcaicos, adoptar una vision antropológica incluyente, que abrace la diversidad como un fin, pero también como un medio hacia la convivencia armónica y el enriquecimiento de la cultura humana. Es hora de que la Constitución sea realmente progresiva y no restrictiva de derechos; que la doble moral o la mojigatería dejen de ser las motivaciones centrales de nuestra comunidad para decidir quién tiene o no derecho a tener derechos. Al fin y al cabo, ¿qué es más inmoral: que dos personas que se aman y conviven quieran formar un hogar o que un niño deba crecer sin padres, con padres que no lo protegen, o siendo víctima de la marginación a la que lo relega una sociedad intolerante?

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