29 junio 2009

Los horrores de la pesca de tiburones

Si acaso conseguimos sobrevivir un tiempo como especie, las futuras generaciones se referirán a nosotros como bárbaros y nos contemplarán con la misma perplejidad con la que ahora nosotros miramos la época del esclavismo, o la Santa Inquisición. El hombre es el predador número uno en el mundo y durante el último siglo ha cambiado sustancialmente la armonía del ecosistema a nivel global. Con la idea de que está hecho a imagen y semejanza del creador, el hombre se considera el centro del universo y el amo de la naturaleza, aunque en realidad sea un animal más, un "simio desnudo" como dicen por ahí. El punto es que, con alteraciones tan radicales perpetradas sobre el medio natural, nuestra especie tiene pocas posibilidades de sobrevivir: la ruptura brusca de las cadenas alimenticias en ecosistemas que no conocemos bien, como los submarinos, puede determinar cambios radicales e imposibles de sobrellevar para nuestra propia especie.

Uno de los problemas de vivir dentro de un sistema de competencia por la acumulación del capital es que, lejos de existir libertad para los individuos, la inmensa mayoría se ve conminada a buscarse el dinero de cualquier manera y a costa de lo que sea. Este es el caso de los pescadores que se dedican a cortar aletas de tiburón: la actividad es muy rentable y sus beneficios, para las mafias que compran las aletas, sólo son comparables a los que reporta el narcotráfico. El platillo sólo se conocía en Canton hasta los años 80 en que se popularizó para banquetes de bodas y otras celebraciones. Un plato de sopa de aleta de tiburón cuesta entre 60 y 90 dólares en los restaurantes especializados de Hong Kong, China y Taiwán. Una libra de aletas de tiburón se cotiza en más de 300 dólares. En realidad, la aleta no le agrega un gusto especial a la sopa -que suele ser caldo de pollo o cangrejo-, únicamente le da textura y se considera una exquisitez por su rareza y porque se le atribuyen propiedades curativas y terapéuticas, aunque actualmente, debido a la contaminación de los océanos con mercurio y otras sustancias, podría resultar más bien peligroso consumir aletas.

Una vez cortada el aleta, el cuerpo del tiburón se vuelve a lanzar al mar, y le tomará horas e incluso días, morir desangrado o ahogado, pues sin aletas no puede nadar y debe moverse para tomar el oxígeno que le hace falta. Cada año muere un promedio de 100 millones de tiburones de más de 375 especies diferentes, lo que ha diezmado la población en un 90% durante los últimos cien años.

Lo que mucha gente no sabe es que los tiburones, que han vivido en los océanos desde hace 400 millones de años, juegan un papel fundamental en el mantenimiento de los ecosistemas submarinos y estos a su vez tienen gran impacto en nuestras condiciones de vida. Los tiburones, que son predadores por naturaleza, mantienen el control de la población de los peces que comen fitoplancton y otra vegetación submarina que transforma el dióxido de carbono en oxígeno, de hecho, el fitoplancton es el responsable original de la presencia de O2 en la atmósfera, el que hizo posible la vida como la conocemos. En otras palabras, sin fitoplancton no hay oxígeno, y sin oxígeno no podemos sobrevivir.

En Ecuador, las islas Galápagos, anteriormente un santuario para los tiburones, son también víctimas del "aleteo" o caza que tien por único objetivo cortar la aleta y desechar el cuerpo del tiburón. El polémico decreto 486 expedido por el ejecutivo en julio de 2007, que prohíbe el "aleteo" pero autoriza la comercialización del producto íntegro de la pesca incidental de tiburones, fue reformado en febrero de 2008 con la intención de permitir el control y asegurarse de que la pesca sea sólo incidental, es decir, involuntaria y resultado de la captura de otros peces, para lo que se implementó el Plan de Acción Nacional para la conservación y el Manejo de Tiburones en Ecuador.

Finalmente, nos corresponde a todos como ciudadanos responsables ser veedores de lo que ocurre a nuestro alrededor, podemos y debemos involucrarnos con el activismo ambiental, pues nuestra gestión puede hacer la diferencia. A continuación, el banner del maravilloso documental Sharkwater , con un link que los llevará a ver el trailer. Es imposible no enamorarse de estas bellísimas criaturas luego de ver el documental, que contiene material importante respecto a las Galápagos.