02 septiembre 2009

¿Existió un Jesús Histórico? (II Parte)

"Historicamente, es muy dudoso que Cristo haya existido en absoluto, y si existió, no sabemos nada sobre él" -Bertrand Russell.

Abandonado a su suerte en un mundo "ancho y ajeno" -palabras de Ciro Alegría-, desde las etapas más primitivas de su historia, el ser humano se ha preguntado por el origen del Universo y ha tratado de encontarle sentido a lo que aún no consigue explicar. Los primeros dioses inventados por el hombre, dentro de cultos politeístas, eran elementos de la naturaleza como el sol y otros astros, más tarde aparecen los dioses antropomórficos y después, las primeras religiones monoteístas, como el judaísmo. Jesús de Nazareth ha sido el mesías solar más influyente en la historia, según comentamos en el artículo ¿Existió un Jesús histórico? en que se indicaba que los relatos sobre este personaje recogen leyendas ya creadas en otros cultos, como el mitraísmo.

Jesús en la Biblia.- Las primeras referencias a Jesús, según las fuentes cristianas, se encuentran en las cartas de San Pablo, a quien Jesús se le habría aparecido. Posteriormente Pablo describe a Jesús como una entidad teosófica, revelada, sin referirse a su vida terrenal. Las copias más arcaicas del Nuevo Testamento datan de los siglos IV y V, fuera de otros papiros fragmentados que datan del año 200. Hay también un papiro con unos versículos del Evangelio de Juan que según los científicos data del 130. La iglesia pretende que los evangelios fueron escritos a menos de 100 años de la crucifixión pero sin pruebas documentales pues los manuscritos originales no existen, contamos con copias de copias de copias. Incluso si admitiéramos la hipótesis de los historiadores cristianos, de que en promedio los evangelios se escribieron 40 años después de la crucifixión, cabe preguntarse por qué se dejó pasar tanto tiempo para escribir sobre algo tan milagroso e importante, sin que se documentara nada mientras Jesús vivía. Se supone que Jesús habló en arameo/siríaco, un dialécto semítico, sin embargo todos estos textos están escritos en griego, una lengua indoeuropea. No hay evidencia alguna de documentos escritos por el propio Jesús.

Ninguno de los evangelistas presenció los hechos que se narran en sus escritos; ninguno alega haber conocido personalmente a Jesús y todos narran en tercera persona, incluso los pasajes que describen a Jesús reflexionando solo, los que no se puede comprender cómo llegaron a conocer los evangelistas, si ellos mismos afirman que no hubo ningún testigo. Pese a ello, la Iglesia identifica a los evangelistas con los apóstoles, sin existir absolutamente ningún tipo de evidencia de esto, ya que nisiquiera el nombre de quien escribe puede encontrarse en los textos de los evangelios. Pero incluso si aceptáramos esta idea, pensemos que la esperanza de vida en ese tiempo y en ese lugar, era de apenas 30 años; Marco tendría que haber tenido 10 y Juan 110 al momento de escribir los evangelios. Únicamente cuatro evangelios entre muchos existentes fueron escogidos por la Iglesia como inspirados por dios. Evangelios como el de Tomás, incluyen graciosas historias que retratan a Jesús abusando de sus poderes mágicos cuando niño, transformando a sus amiguitos en chivos.

Fuera de los cuatro evangelios, cuyos autores tampoco han sido históricamente identificados, apenas hay referencias a Jesús en los otros 27 textos del Nuevo Testamento. Las cartas de Pablo, por ejemplo, no mencionan a la Virgen, ni a José el carpintero, ni a la ciudad de Belén y mucho menos a la resurrección de Lázaro o la multiplicación de panes y peces. En su primera epístola a los Corintios, Pablo dice que Jesús resucitado se le apareció a "Cefas y a los doce" y también "a más de quinientos hermanos a la vez". Pese a haber tenido su revelación en Damasco apenas un año después de la muerte de Cristo, según parece, Pablo no sabe que Judas había dejado de ser apóstol y que Cefas es Pedro. Además el dato de los "quinientos hermanos" no aparece en ningún otro de los 27 textos del Nuevo Testamento. La carta de Santiago menciona a Jesús una sola vez, como inspirador de su fe. Las cartas de Juan son muy dispares entre sí en cuanto a estilo y contenido, probablemente no fueron escritas por el mismo autor; el nombre Juan no consta en ninguna, como tampoco una referencia a un Jesús terrenal. En cuanto a las cartas de Pedro, una de las cuales se atribuye a Silvanus en el propio texto bíblico, existen numerosos desacuerdos entre los eruditos, y se piensa que la segunda es una falsificación.

Mateo y Lucas coinciden en afirmar que Jesús nació en el tiempo de Herodes el Grande, es decir, en el año 4 antes de Cristo; pero luego Lucas incurre en una contradicción al afirmar que en ese entonces Quirino era gobernador de Siria, con lo que nos sitúa en el año 6 antes de Cristo. Es decir, Jesús nació 6 años antes que él mismo, como dice Fernando Vallejo. Hay muchas contradicciones entre estos dos evangelios que son los únicos que hablan del nacimiento de Jesús: para Lucas, por ejemplo, María y José vivían en Nazareth antes del nacimiento de Jesús y se trasladaron a Belén para un censo, mientras Mateo indica que se mudaron a Nazareth después del nacimiento, tras volver de Egipto. Al parecer, Mateo se esforzaba en hacer coincidir las profecías mesiánicas con la vida de Jesús, mientras Lucas procuraba hacer el cristianismo más digerible para los gentiles. El que Mateo llama sermón de la montaña, según Lucas fue un discurso privado para los discípulos; y así por el orden.

Jesús fuera de la Biblia.- Muy poco se sabe de Jesús de Nazareth: Lo que se conoce depende de la tradición cristiana; las referencias a Jesús en autores no cristianos son muy escuetas, y en algunos casos se ha puesto en duda que se refieran al mismo personaje que describen los evangelios. ¿Referencias a Jesús de Nazareth en los escritos de los historiadores de su tiempo? Ninguna. Se conocen los textos de cerca de 40 historiadores de los siglos I y II, como Filón de Alejandría, Juvenal, Séneca, Plutarco, Apolonio, Luciano, Aulo Gelio, Dión Crisóstomo y Valerio Flaco, describieron exhaustivamente la época y no hicieron UNA SOLA referencia al Cristo. ¿Referencias a Jesús de Nazareth en la obra de historiadores que vivieron después de sus días? Veamos:
  • Flavio Josefo: Historiador judío fariseo (n. ¿37 o 38? – 101 de la era cristiana) En las "Antiguedades Judías", compuestas por varios volúmenes, menciona a Jesús sólo dos veces, la primera, es el llamado "testimonio flaviano" en el que se llama "Cristo" a Jesús, lo cual se opone a los escritos de Orígenes, basados en las Antiguedades, en los que se cuenta que Josefo no creía que Jesús hubiera sido el Cristo. Es decir, la alusión a Cristo seguramente es una interpolación. Por otra parte, muchos teólogos modernos consideran que la referencia a Jesús corta abruptamente el relato y se sale de contexto, concluyendo que probablemente fue añadida en la Edad Media por un escritor cristiano. Sobre la segunda mención, que se refiere a "Santiago, hermano de Jesús", no existe consenso científico.
  • Plinio el Joven: menciona que los cristianos "le cantan himnos a Cristo, casi Dios, según dicen"
  • Tácito: Historiador Romano (55 - 120 de la era cristiana) comenta que los cristianos toman su nombre "de un tal Cristo, que en época de Tiberio fue ajusticiado por Poncio Pilato". Sin embargo, no hay registros romanos que indiquen que Pilato ejecutó a un hombre llamado Jesús. La información de Tácito provenía de escritos cristianos del siglo II.
  • Suetonio: dice que el Emperador Claudio, a "los judíos, instigados por Chrestus, los expulsó de Roma por sus hábitos escandalosos". Los historiadores cristianos piensan que "Chrestus" es un error de escritura y que se quiso decir "Christus", sin embargo éste era un nombre griego común y seguramente se trató de un agitador judío.
Solamente cuatro vagas menciones, en total unas veinte líneas de texto que sustentan la existencia histórica del llamado redentor de la humanidad. La escasez de fuentes no cristianas indica que la actividad de Jesús, si existió, no llamó la atención en su época, a pesar de que, según las fuentes cristianas, congregó a multitudes. De manera que el único documento que da testimonio histórico de Jesús es la propia Biblia. Lamentablemente ni si quiera en ella se puede determinar con certeza cuándo se produjo el nacimiento del mesías, puesto que si su nacimiento divide las eras de la historia occidental, debió producirse en el año I, sin embargo Mateo y Lucas indican que nació bajo Herodes y éste murió al menos cuatro años antes. Los evangelios plantean una serie de hechos sujetos a comprobación científica, por ejemplo que Jesús no tuviera un padre humano y fuese hijo de una virgen, o que Lázaro se haya levantado de entre los muertos. Es decir, un arqueólogo forense debería encontrar evidencia genética de que Jesús, efectivamente no tuvo padre. Si ello sucediera, con seguridad los apologistas se abanderarían de ese descubrimiento dejando lde ado su tradicional posición de que las preguntas teológicas no pueden ser respondidas por la ciencia.

Jesús, pues, no alcanzó en vida la relevancia suficiente como para dejar evidencia arquelógica de su existencia -aunque resucitaba muertos, multiplicaba panes y peces y lo seguían multitudes para oírlo predicar-. Incluso esforzándonos por extraer de los textos bíblicos a un personaje histórico congruente, la empresa resulta sumamente difícil: Jesús nació 4 años antes de Cristo, seguramente en Nazareth, ya que se lo llama "Jesús de Nazareth" y en aquella época el gentilicio únicamente se utilizaba tomando el lugar de nacimiento. Sin embargo Lucas y Mateo, muestran una evidente intención de acomodar a Jesús a la tradición mesiánica, haciéndolo nacer en Belén. Los otros dos evangelios no hacen referencia a la infancia de Jesús. Además, las genealogías de Jesús que presenta cada uno de estos evangelios, son contradictorias. Pero las incongruencias no terminan ahí: los tres evangelios llamados sinópticos (Marcos, Lucas y Mateo) difieren frontalmente del evangelio de Juan, que pertenece a otra tradición.

De modo que la figura de Cristo, retratada por diferentes tradiciones, pocas veces como hombre de carne y hueso, muchas veces como entidad metafísica revelada -el mejor ejemplo es la tradción gnóstica que se opone a toda encarnación de Cristo-, no ha sido uno solo, sino varios, y las condiciones e intereses políticos permitieron la unificación de las tradiciones, hasta convertirlas en dogmas en manos de la Iglesia Católica, que después sufriría varios cismas.

Algunos académicos de nuestros días consideran que el personaje divinizado por el cristianismo nació a partir de las enseñanzas de varios predicadores galileos, amalgamadas en los primeros evangelios como obra de un sólo maestro, Yeshua. El Evangelio Q es un documento hiipotético que se considera fuente la fuente perdida de todos los evangelios posteriores y que habría recogido muchos proverbios galileos que se tomaron después como las prédicas de Jesús. De todas maneras, admitiendo la autenticidad de todos los documentos cristianos y no cristianos, sólo atestiguan la leyenda de Jesús, no su historicidad.

"El Cristo es una figura popular que nunca vivió, una figura de origen pagano, una figura que una vez fue El Cordero y después El Pez, una figura que en su forma humana fue el retrato y la imagen de una docena de dioses diferentes." -Gerald Massey

-Bibliografía:

Dawkins Richard, THE GOD DELUSION, Bantam Press, RU, 2006.
Vallejo Fernando, LA PUTA DE BABILONIA, Editorial Planeta, Colombia, 2007.
G.A. Wells, DID JESUS EXIST?, Pemberton, London, 1986.
Russel Bertrand, WHY I AM NOT A CHRISTIAN, National Secular Society, London, 1927.
Swinburne Richard, IS THERE A GOD, Oxford University Press, New York, 1999.
Acharya S, THE CHRIST CONSPIRACY, The Greatest Story Ever Sold, Adventures Unlimited Press, Canada, 1999.
Geza Vermes, THE CHANFING FACES OF JESUS, Penguin Books, England, 2001.